Esta es la crítica de «Fantasía Atlántida», del bailaor Shoji Kojima, estrenada en Tokio en 2001.
KOJIMA Shoji ha bailado en versión flamenca La Atlántida, gran oratorio inacabado de Manuel de Falla (1876-1946). Huelga decir que don Manuel, seguidor de Albéniz y Granados, es el compositor que logró establecer la música nacionalista. Por otra parte, el flamenco es el acervo de cantes y bailes gitanos, quienes partieron antaño de India hacia el oeste, llegando a España donde adoptaron los cantes o coplas de la tierra andaluza para perfeccionar su arte. No podemos ir en línea recta de la música de Falla hacia el flamenco. He aquí unas inversiones:
En dos palabras, hay tres inversiones. Pese a ello, el espectáculo era tan coherente que el público pudo gozar de UN mundo verdadero. ¿Cómo era posible? Supongamos a un bailador francés de baile japonés, quien sepa bailar de modo impecable Musinone (el Sonido de Insectos) de INOUE Yachiyo. Si esto es todo, es probable que sólo admiremos al francés por haberse dedicado en cuerpo y alma a hacer suyo el arte del país del sol naciente. Porque Musinone es inconfundiblemente una pieza musical del baile japonés.
Ahora bien, ¿qué nos parece si el mismo francés baila Zero Landmine de SAKAMOTO Ryuichi? Zero Landmine es una pieza musical de 18 minutos recién compuesta por el afamado compositor japonés consiguiendo la colaboración de muchos artistas de nacionalidades distintas, en la que SAKAMOTO, activista del movimiento de limpieza de minas, ofrece oraciones de la humanidad de barrer de todo las minas innumerables que hay por todas las partes del mundo. Imaginemos al francés que baile esta música contemporánea en versión de baile japonés tradicional. Aquí también se hallan las tres inversiones arriba mencionadas. Nadie sabrá si el intento del francés se realiza. No obstante, la Fantasía Atlántida de KOJIMA sí que se realizó. ¿Dónde está su secreto? No olvidemos, sin embargo, que el «realizarse» es una cosa y el «tener éxito», otra. Nos preguntemos: ¿tuvo éxito la Fantasía Atlántida en realidad?
Antes de contestar a esta pregunta, demos un poco de rodeo.
Sean amateurs, sean profesionales, entre los japoneses el flamenco tiene gran popularidad. Aun en los tablaos de España, no es raro que actúen los bailaores japoneses y se los reciba con una ovación. A KOJIMA Shoji le otorgó una condecoración el Rey de España el año pasado. Ni los españoles ni los japoneses ya no se sorprenden al ver bailar flamenco a los japoneses. Lo consideran como algo natural. Con todo, pensándolo bien, esto es algo muy extraño. Pero esta extrañeza no es que caracterice exclusivamente el flamenco.
Ni que decir tiene que nosotros los japoneses escribimos frases en japonés. Al hacerlo, utilizamos los caracteres chinos. Los caracteres chinos, claro está, son de China. Para ser más exacto, son del País Kang. Al pronunciar el carácter decimos: "sei". Esta pronunciación es el sonido de Kang. Es una palabra de la lengua de Kang. Al mismo tiempo, hay veces en que decimos: "syo" (como "show" de inglés). Esta pronunciación es el sonido de Go, a saber, es una palabra del País Go de la Antigua China.
Antes de la llegada de los caracteres chinos, en el Japón de antaño no existían los caracteres. Habrá quien piense: ¿no es que no exista ningún pueblo sin caracteres? ¿Aunque los haya, no es que sean muy raros? La verdad, no obstante, es todo al contrario. Son mucho más numerosos los pueblos que no tengan sistemas de escritura. Sin ir más lejos, el pueblo Ainú no dispone de ellos. Los nativos americanos (antes llamados "indianos"), tampoco los tienen. El origen de las palabras son voces pronunciadas por la boca. Los caracteres no pasan de ser un instrumento para expresarlas de modo escrito. Si un pueblo no necesita tal instrumento, le importa un bledo que no tenga caracteres.
Aun aquellos días cuando los japoneses no tenían caracteres (es lógico que entonces nuestro país no se llamaba Japón todavía), hablabamos. Hablabamos el yamatokotoba (la lengua de Yamato"). "Uma" (caballo), "ie" (casa), "chichi (padre), haha" (madre) son buenos ejemplos. En la actualidad, al expresar estas palabras de manera escrita, escribimos ,, y . Son resultados de aplicar los cuatro yamatokotobas a cuatro caracteres chinos. La pronunciación original de éstos, respectivamente, es completamente distinta. A pesar de ello, los japoneses contemporáneos, al ver no dudamos en pronunciar "uma". También pronunciamos "ba" o "ma". Es decir, en los caracteres chinos que utilizamos los japoneses, se yuxtaponen la lengua de Kang, la de Go y el yamatokotoba. ¿No es esto una inversión? Pero esta extañeza es el origen de «lo japonés».
¿Por qué, pues, se han difundido los caracteres chinos en Japón? Hay dos razones.
Primero, porque de China llegaron los libros. Y en ellos estaban escritos los dichos de los Santos. Se creía que allí se describía la Verdad del mundo. De ahí que los japoneses aprendieron los caracteres chinos de común acuerdo. Pero éstos son complicados y difíciles de aprender. A esto, los japoneses inventaron hiragana (alfabetos silábicos de caracteres en forma cursiva) y katakana (otros alfabetos en forma cuadrada) a base de los caracteres chinos abreviados. El japonés tiene tres sistemas de caracteres: hiragana, katakana y caracteres chinos, lo cual es poco común en el mundo entero.
Segundo, porque experimentamos la Restauración de Meiji (1868). Bajo el lema de la "civilización", el Japón comenzó a caminar hacia la europeización. Ahora, lo que más nos importa es que era entonces cuando el concepto de "progreso" se introdujesen en Japón por vez primera. Antes, los japoneses jamás pensaban que su tierra era un país "avanzado" ni "atrasado" en comparación con otros países. La perspectiva histórica occidental, al contrario, reside en una línea recta y progresista. Según ella, un pueblo que lleve una vida primitiva está "atrasado" y "debe desarrollarse": punto de vista típicamente occidental y, sobre todo, cristiana. Los japoneses de la Era de Meiji, por la primera vez en su historia, reconocieron que su tierra era un país "atrasado", e introdujeron la cultura alemana, francesa e inglesa con entusiasmo. Pero las palabras de Europa son escritas en alfabetos. Los de Meiji los tradujeron todos a caracteres chinos. , y son unos de los inumerables ejemplos. es la traducción de "society", de "government" y de "university". (valor), (concepto) y (idea) también son palabras inventados en dicha Era.
Así, el japonés lo es ahora bajo la influencia de China y Europa Occidental. Lo importante es que «lo japonés» no venía del interior de Japón sino del exterior. «Lo japonés» proviene del «exterior».
Este fenomeno no se limita al japonés.
El origen de muchas lenguas europeas es el latín. Y el latín es una lengua hablada en un pueblo de Latium de la Antigua Italia. El rumano también es, digamos, un dialecto de latín. Y el mismo latín pertenece a la familia de lenguas indoeuropeas. Si existe algo que se puede llamarse «lo rumano», ahí está escondido lo indiano.
Cambiemos de tema.
Como saben ustedes, el Kabuki es una cultura tradicional japonesa. Ahora bien, cuando ven el Kabuki, ¿no han experimentado algún sentimiento raro? El decorado, el vestuario y el maquillaje del Kabuki son bien llamativos y vistosos. Y el Kabuki tiene un decorado especial que se llama hanamichi ("el Camino de Flor"), que es un pasillo que une el escenario y el fondo de la sala. Comparemos el kabuki con otras artes escenicas tradicionales: el No, el Kyogen y el Bunraku. Todos los tres son similares por su sencillez de los colores y el movimiento de los actores. La vistosidad del Kabuki es extraordinaria y destacada. Pensándolo bien, la estética del Kabuki no es familiar al sentido artístico tradicional de los japoneses. Más bien, se parece mucho más a la estética barroca europea.
El teatro barroco europeo atravesaba una época de su pleno esplendor desde finales del siglo XVI hasta mediados del XVII. Su característica es la espléndida y magnífica maquinaria que abruma la vista y el oído: todo un espectáculo.
Era entonces cuando, encabezado por Francisco Xavier, llegaron a Japón gran nùmero de los jesuitas. Ellos, claro está, no sabían japonés. ¿Cómo consiguieron sus misiones? Optaron por inventar historias faciles de entender del nacimiento de Jesús e ideas principales de la Biblia, y las pusieron en escena, de forma teatral. Los jesuitas de dichos siglos aprendían el teatro barroco. No cabe duda en que Xavier y sus seguidores hubiesen representado en Japón el teatro barroco. Y, curiosamente, era entonces cuando nació el Kabuki. La llegada del teatro barroco europeo y el nacimiento del Kabuki ocurrieron al mismo tiempo. Aunque no hay prueba de que Izumo-no-Okuni, fundadora del Kabuki, hubiese presenciado el teatro jesuita, hay posibilidad de que lo hubiese hecho. Más bien, si no pensamos en lo barroco del teatro jesuita, no podemos explicar lo llamativo y vistoso del Kabuki. A saber, el origen del Kabuki (al menos, una parte de su origen) es muy probable que vengan del teatro barroco europeo. Aquí también podremos decir que «lo propio del Kabuki» viene del «exterior» que es el teatro barroco europeo.
Acabamos de echar un vistazo a lo barroco del teatro jesuita. También hemos visto que su época más próspera era del siglo XVI al XVII. Esto significa que su origen tiene más historia. ¿Hasta cuándo se puede remontar? Hasta el drama lírico medieval llamado el Misterio. Y el Misterio más antiguo que existe todavía hoy en día en toda Europa es el Misterio de Elche de España. Veamos ahora lo que es.
Elche es un pueblo que está situado al oeste de Alicante. Aquí se representa, los días 14 y 15 de agosto anualmente, el Misterio de Elche en su iglesia.
La trama del Misterio es sencilla: la muerte y la coronación de la Virgen María. ¿Por qué se representa un drama de María? Antes de la llegada del cristianismo, a la orilla del Oceano Mediterráneo se habían divulgado el culto a la Madre Tierra. Llegó el cristianismo. La Madre Tierra, y María como la Madre Suprema que dio luz a Jesús. El cristianismo hizo suyo el culto antiguo de la tierra de modo ingenioso, comenzando así el culto a la Madre Tierra-María.
Sobre el origen del Misterio de Elche hay pocos documentos, y las tradiciones orales son innumerables. Lo único cierto que sabemos es que viene del Rey Jaime de Aragón del siglo XIII, quien desterró a los moros de Elche en 1265. Para celebrar su hazaña, se dice que a partir del año siguiente comenzó el drama de la coronación de la Virgen.
Desde el protagonista que es María hasta los papeles de los judíos y los santos los encarnan los ciudadanos de la ciudad. Son amateurs. El papel de María lo representa siempre un muchacho. En el centro de la iglesia se establece una escena de cierta altura, que tiene una larga rampa que llega a la Puerta. Todos los actores van y vienen por esta rampa. Sí, tienen ustedes razón. Es ésta nada menos que hanamichi del Kabuki.
María expira en la escena. A esto, se abre el anillo de la cúpula y descende paso a paso Dios en un aparato aéreo con unos Angeles tocando instrumentales musicales y cantando. Dios toma el alma de María y vuelve al cielo despacio: la coronación de María. El gran órgano resuena; fuera de la iglesia se lanzan fuegos artificiales, y el público pronuncia unánimemente: ¡Vitor! ¡Vitor!
Todo un espectáculo de origen medieval. En este drama lírico se ofrecen oraciones a la Virgen. Es una forma primitiva de la ópera moderna.
Ahora bien, ¿qué tipo de música es la Atlántida de Falla?
Ésta la compuso Falla en forma de cantata a base de la poesía épica de Jacinto Verdaguer, gran poeta catalán. Al principio de este artículo mío, he dicho que la Atlántida es una "gran oratorio inacabado". El compositor dedicó sus últimos veinte años a perfeccionar esta gran cantata, y la suerte quiso que falleciese sin acabarla. Años después, Ernest Halfter, unos de los pocos discípulos del compositor, dedicó más de diez años para perfeccionarla: prólogo y tres actos.
Huelga decir que el tema de la poesía es la Atlátida, pero también salen a la escena Hércules, Gerión (monstruo de tres cabezas), la Reina Isabel y Cristóbal Colón.
Lo que nos interesa es que Falla llamó la pieza "cantata escénica". Es difícil definir lo que significa aquí el adjetivo "escénico". La cantata, vulgarizada después, al principio era una música de la iglesia. Y como lo hemos visto al referirnos al Misterio de Elche, el Misterio medieval era un drama lírico. Allí el cante y el drama era uno. Si buscamos el origen del teatro, la ópera, y otros artes escénicos de Europa, llegamos a la liturgia de la iglesia. Si Falla llamó expresamente "cantata escénica", será por pensar en el drama lírico medieval de la iglesia.
En marzo de 2001, SANO Katsuya (director de escena) y yo visitamos el Archivo de Manuel de Falla de Granada. Como yo estaba convencido de que la "cantata escénica" tenía algo que ver con el Misterio de Elche, pedí el parecer al Sr. Ivan Nomik, director musical del Archivo. El Sr. Nomik me aseguró que Falla sí que había presenciado el Misterio de Elche, y que lo que el compositor buscaba con Atlántida era a buen seguro un drama lírico cuyo escenario es la iglesia, como el Misterio de Elche.
KOJIMA Shoji vio el Misterio de Elcho en agosto de 2000 por vez primera. Y dice que intuyó que para realizar la Fantasía Atlántida era imprescindible la idea del Misterio de Elche.
La Fantasía Atlántida era un homenaje a la Atlántida de Falla. Comenzó por un réquiem para las mujeres de España del siglo XX (siglo en que tuvo lugar la Guerra Civil), titulado "Lamento de las mujeres en Andalucía" (siguiriya). Al réquiem sigue "La tristeza de Don Manuel de Falla" (piano). Y en el "Prólogo" nos remontamos bruscamente al siglo XV. Un anciano narra a un joven la historia de la legendaria Atlántida (saeta carcelera, siguiriyas, martinete). Luego, en "La leyenda de ATLANTIDA" salen personajes mitológicos y se narra la gloria y la miseria del legendario continente (taranto, taranta). Y en "El Sueño de ISABEL" aparece KOJIMA Shoji, encarnando a la Reina. En el "Epílogo –La ESPERANZA-", Cristóbal Colón, tras haber sido recibido en audiencia por la Reina, comenzó a emprender el viaje a buscar el Nuevo Mundo, saliendo por el "Camino de Flor".
Estarán de más explicaciones más detalladas. En este espectáculo, se describen en el mismo plano la dolorida España contemporánea, la angustia de Isabel que cumplió su deseo de cristianizar toda la tierra española, y la gloria y la miseria de Atlántida. Pensarán ustedes que todo esto es un mero disparate. Pero el resultado era un verdadero mundo único. ¿Cómo era posible? Lo realizaron nada menos que la cultura teatral y el flamenco. Para ser más exacto, el teatro y el baile lo llevaron a cabo.
En Japón hay un espectáculo tradicional que es el No. Para nosotros los contemporáneos, el No es uno de los teatros clásicos japoneses. En efecto, el No se representa en Nogakudo, teatro específico. Pese a ello, aquellos días en que vivía Zeami, fundador del No, este espectáculo no era el teatro, porque no había el concepto de «teatro». Cuando el término teatro comenzó a utilizarse tal como lo utilizamos ahora es a partir de la segunda mitad de la Era de Meiji.
El flamenco es un baile representante de España. Hoy en día, es normal que se baila en grandes teatros. La Fantasía Atlántida tampoco es excepción, ya que la pusieron en escena del Teatro Melparc de Tokio, un teatro del estilo occidental. Sin embargo, cuando nació la cultura del baile flamenco no existían todavían teatros fijos. Los gitanos, ora en tabernas, ora en casa, ora en el suelo, zapateaban descalzos y cantaban. En la segunda mitad del siglo XIX, apareció la cultura de "café-cantante". Y a comienzos del XX, el flamenco se introdujo en el teatro moderno. Su pionero es Diagilev, productor ruso. Era un ruso quien hizo de flamenco arte escénico.
A mediados del siglo XIX, nació en Europa el concepto del teatro en el sentido en que lo usamos ahora. Japón lo introdujo en la Restauración de Meiji. Su mejor representante es la construcción del Teatro Imperial. Dicho sea de paso, el Kabukiza (El Teatro del Kabuki) de Ginza de Tokio se construyó a imitación de los teatros europeos.
La Fantasía Atlántida pidió la movilización general de la tecnología de la cultura teatral de la Europa moderna. La característica del teatro moderno europeo está en que la sala la cubre la oscuridad total y brilla el escenario. Los espectadores, hundidos en las tinieblas, se hacen seres anónimos, y se maravillan de la belleza del escenario y aguzar el oído. Con cinco sentidos aguzados, reciben las informaciones escénicas con toda atención. La sala, vista del escenario, se extiende radialmente. Aquí se conserva el teatro barroco del Siglo de Oro. En dicha era, el teatro se dedicaba exclusivamente a los reyes. Los reyes eran, digamos, los "únicos y últimos espectadores". De ahí la perspectiva. Hoy en día también el decorado teatral se realiza siguiendo los principios de la perspectiva. Quien se sienta en el foco de la perspectiva es el Rey-Dios. El teatro es un acto dedicado a Dios.
Ahora bien, ¿qué es el baile?
En su libro El baile de Japón (Editorial Iwanami), WATANABE Tamotsu, célebre crítico teatral, dice que es dicícil hablar del baile. Primero, porque no hay definición definitiva de lo que es el baile. Segundo, porque el territorio del baile es ambiguo y limitado. Tercero, porque no hay lenguajes para hablar del baile, o sea, no existe la metodología crítica. Con todo, WATANABE afirma: "sea el Occidente, sea el Oriente, sea en épocas antiguas o modernas, creo que el baile es UNO".
No cabe duda en que el flamenco sea uno de los bailes. Sea el flamenco, sea otro, al ver un baile espléndido, experimentamos una emoción inefable. La palabra clave es inefable. Su emoción no la puede expresar ningún lenguaje. Porque el baile comunica algo inefable, dicho de otro modo, "el Verbo que todavía no son palabras". No olvidemos que el Verbo estimula al oído. La Bibia dice: "En el principio era el Verbo". WATANABE lo llama «la voz del cuerpo». Como es un término muy útil, lo utilicemos de aquí en adelante.
El bailar es el pronunciar «la voz del cuerpo». Y el ver el baile es el escuchar «la voz del cuerpo». Entonces, ¿qué es lo que nos comunica «la voz del cuerpo»? Nadie lo sabe. Pero si vemos una piedra en la calle y la compara con una joya, no hay quien se maraville del brillo de la joya. Lo mismo ocurre con «la voz del cuerpo». La espléndida «voz del cuerpo» la reconoce cualquiera al oírla. Pero ella no tiene ningún sentido. El brillo de la joya tampoco tiene sentido (aunque venga "valor"). Recordemos el majestuoso baile japonés de TAKEHARA han o de OHNO Kazuo, o el baile del Kabuki de Utaemon o Tamasaburo. ¿Quién no siente que asoma a lo más profundo del universo? En estos bailes, sin duda, suena una magnífica «voz del cuerpo». Repito que «la voz del cuerpo» en sí misma no tiene ningún sentido. La cuestión es si hay o no hay tal voz.
La dirección escénica de la Fantasía Atlántida quería comunicar "oraciones" por medio del baile flamenco. Aunque «la voz del cuerpo» no tiene ningún sentido esencialmente, la dirección la quiso llenar del sentido de "oraciones". Nos preguntemos si esto es lícito o no.
Al principio de este ensayo mío, he dicho que el «realizarse» es una cosa y el «tener éxito» otra. Ahora bien, ¿tuvo éxito la Fantasía Atlántida?
La Fantasía Atlántida se llevó a cabo a base de la música que no tiene nada en común con el flamenco. Ello no fue obstáculo, sin embarbo, para que apareciese un mundo artístico verdadero. Lo pudo realizar nadie menos que el singular bailaor KOJIMA Shoji. A ello se contribuyó mucho también las tareas de HAMADA Jiro, investigador de la música hispana, arreglando las letras de Falla para el espectáculo del flamenco.
¿Todo esto significa que tuvo gran éxito? Para contestar a esta pregunta, necesitamos cierta reserva. Sus razones son las siguientes.
Primero, cuando uno pone en escena alguna obra teatral, todo lo que se ve en el escenario debe tener sentido. Está prohibido que haya nada que no tenga sentido. "Es mentira. Hay obras teatrales absurdas". Es cierto. Pero lo absurdo sólo lo es cuando se intenta hacer dislocarse la relación del signo con su sentido. «Lo absurdo» se traduce con frecuencia a «sin sentido», pero la traducción más exacta será «antisentido». Para rechazar el sentido, se debe pensar lo que es el sentido. Sólo después de pensar hasta más no poder en "lo que es el sentido", nace «lo absurdo». A saber, «lo absurdo» depende del sentido.
Volvamos al tema.
He dicho que cuando uno pone en escena alguna obra teatral, todo lo que se ve en el escenario debe tener sentido. Esto se aplica a TODO, al vestuario, accesorios, el decorado, la luz, verbigracia. Y en la Fantasía Atlántida la luz cometió unos errores. Había uos focos entre bastidores que iluminaban a los perfiles de los bailaores. Sus luces se reflejaban en el piano y su reflejo (sin sentido) invadía la sala. Puede que ustedes piensen que todo esto es discutir sobre menudencias. Pero las reglas del arte teatral no lo permite.
El sonido de las guitarras y cajones fueron transmitidos por los microfonos y las altavoces. Su calidad no era espléndida. Con frecuencia su sonido se escuchaba quebrado. Son problemas técnicos. Ahora veamos el contenido del baile.
Como hemos visto, el tema de la obra son "oraciones". En el cristianismo hay un concepto de oraciones. Falla, a su vez, al convertir su Atlántida en cantata, la llena de oraciones por la historia. Ambos son fáciles de entender. La cuestión es si se puede o no llenar de oraciones al baile flamenco.
En principio, el flamenco es un baile bailado por un bailaor, por lo cual su capacidad es limitada. Recordemos a WATANABE Tamotsu, que dice que el territorio del baile es limitado. El baile pertenece a un territorio sumamente limitado. Con todo, una vez pronunciada la «voz del cuerpo», de súbito aparece el mundo fabulosamente grande que nos haga pensar en el Universo. Esta grandeza, cuando le llenan del «sentido», se empequeñece. Quiere decir que el llenar de "oraciones" al flamenco es empequeñecer el mundo del flamenco que es escencialmente muy pequeño. KARATANI Kojin, celebérrimo crítico, dice que "el sentido es la enferma de lo moderno". Nosotros los contemporáneos son enfermos que padecen la enfermedad llamada sentido.
Ahora supongo que ustedes están preguntándose: si todo lo que hay en el escenario tiene que tener sentido, el baile tambien tiene que tener sentido. Tienen razón. Pero esta contraducción es nada menos que el flamenco teatral. La cultura teatral es de origen moderno. Y el flamenco, a su vez, es esencialmente anti-moderno. Porque el baile no tiene sentido. El bailar tal flamenco en el teatro moderno es una de las «inversiones» que hemos visto al principio de este ensayo. Hemos comprobado que en «lo japonés» y en «lo propio del Kabuki» hay inversiones. El flamenco teatral también conlleva inversiones. Y aquí mismo está «lo flamenco teatral».
¿Quiero decir que la Fantasía Atlántida era un fracaso? La respuesta es, no. En la segunda mitad del espectáculo, sobre todo en el efecto de dirección y el baile de KOJIMA en la escena del "Sueño de Isabel, se salvó la obra.
KOJIMA, encarnando a la Reina Isabel, pensando en Atlántida y teniendo puestas las esperanzas en Cristóbal Colón, iba subiendo paso a paso las escaleras que había en el fondo del escenario. Aquí lo importante son las "escaleras". En la simbología de la cultura europea, las escaleras tienen un sentido muy sustancial: la subida al cielo y la asunción. Juan de la Crua relacionó el culto cristiano con diez escalones, y afirmó que los cristianos debían subir las escaleras paso a paso para unirse con Dios.
Ya entenderán ustedes lo que quiero decir.
Las escaleras son los aparatos aéreos del Misterio de Elche. Isabel, al subir por las escaleras, subió al cielo. Lo prueba la gran cruz que apareció en el fondo, abriéndose las cortinas, cuando KOJIMA llegó al escalón más alto y se puso de perfil mirando la sala. KOJIMA estaba puesto firme. En este momento, las oraciones del drama misterioso y las de Falla se unieron.
Estar puesto firme significa la inexistencia del movimiento corporal. El baile es el movimiento del cuerpo. KOJIMA, al estar firme, ¿estaba "bailando"? Me atrevo a afirmar que sí que estaba "bailando". Porque en aquel momento, escuché «la voz inefable del cuerpo». No era la voz del flamenco sino la del Baile. Seguramente, el estar puesto firme es el último baile. KOJIMA, sin darse cuenta de ello él mismo, batió las barreras del flamenco. KOJIMA vino perfeccionando su baile flamenco, llegando por fin al mundo de lo que sólo se puede llamar Baile.
A mi parecer, la Atlántida Fantasía es un mundo del que no se puede hablar suficientemente con discursos del flamenco. No sé si esto es feliz para KOJIMA. Pero era feliz para nosotros los espectadores.
Volvamos a las palabras de WATANABE Tamotsu: «la voz del cuerpo». El ver el baile, o el bailar, no es otra cosa que el escuchar la voz del cuerpo. Esta voz es el Verbo inefable. Por ser inefable, el baile se realiza por medio del cuerpo. Y el Verbo se refiere al principio del Mundo y el Universo. "En el principo era el Verbo". Este Verbo es lo que ilumina el pasado y el futuro del Baile.
La Fantasía Atlántida de KOJIMA Shoji ha extendido el mundo del flamenco teatral. El baile flamenco proviene de India y se purifica en España. Sus realizadores, los gitanos, siempre han sido y son marginales sociales. Es bien conocido que los nazis los asesinaron. Y los actores también son gente marginal. A lo largo de la historia, aun en Europa a los actores no les permitían que se enterrasen en los cementerio de las iglesias. También en Japón, los actores del Kabuki de la Era de Edo los llamaban "mendigos de la orilla del río". Cuando a los artistas japoneses les comenzaron a recaudar impuestos era el año 8 de la Era de Meiji (1876). Antes, a los artistas no se los consideraban como seres humanos. En el rte, siempre viven tal perfil oscuro, imágenes negativas. En cualquer arte purificado a la primera vista, siempre conlleva algo «salvaje» en buen sentido. Se puede decir que si no tiene tal salvajada, su arte no dispone de su verdadero poder.
KOJIMA Shoji ha probado que el baila flamenco es un plato extraordinariamente gigante. Ha logrado purificar hasta más no poder sus «inversiones» y «salvajada». En el sentido en que KOJIMA ha extendido el territorio del flamenco, podemos decir que la obra tuvo éxito.